Las fiestas de Moros y Cristians de Dénia son una vibrante recreación histórica que conmemora episodios de la Reconquista y que se celebran en honor a San Roque. Está declarada Fiesta de Interés Turístico Autonómico. Esta festividad se compone de una serie de actos solemnes y populares en los que grupos llamados “filaes” desfilan con vestimentas elaboradas, armamentos festivos y coreografías, evocando la tradición militar y religiosa. El evento incluye despliegues de pólvora como dianas, retretas y embajadas, pequeños enfrentamientos simbólicos y la notable Entrada o Gran Desfile de Gala, donde tanto el bando moro como el cristiano lucen sus mejores galas en un recorrido pleno de colorido, música y solemnidad que paraliza las calles principales de la ciudad.
En Dénia, estos festejos van acompañados de un ambiente comunitario y familiar excepcional: la festividad abarca varios días e incluye presentaciones de cargos, desfiles infantiles, actos formales y recreaciones históricas sobre la playa con desembarcos. Se trata de una cita cultural de gran calado local, con música de pasodobles y marchas moras y cristianas que marcan el ritmo de los actos, generando emociones, orgullo y pertenencia entre los vecinos y visitantes.
Las fiestas de Moros i Cristians de Dénia tienen su origen en la evocación de un histórico ataque berberisco ocurrido en 1556, cuando galeotes intentaron desembarcar en la costa dianense y fueron repelidos por los defensores de la ciudad. La festividad rememora aquel suceso mediante un despliegue colorido de desfiles, embajadas y escenificaciones que representan la llegada de los invasores —la “Entrada mora”—, la firma de una tregua y, finalmente, la contramedida cristiana. Esta recuperación histórica fue potenciada en los años 80 y 90, cuando las filaes (comparsas) se consolidaron, y tomó forma moderna en su formato festivo tras la realización del primer desembarco oficial en 1981, reforzando la participación ciudadana y el tejido festero local.
En su formato actual, las celebraciones incluyen una fuerte componente teatral: con dianas, embajadas, parlamentos, música festera y recreaciones con pólvora y coreografías. El momento central es el Gran Desfile de Gala, en el que ambos bandos —moros y cristianos— desfilan por el centro histórico con vestimentas elaboradas y bandas musicales que acompañan el recorrido. El evento combina elementos religiosos, comunitarios e históricos, generando un ambiente festivo vibrante que reúne a vecinos y visitantes en torno a la historia y la identidad dianense.
La jornada inaugural de los Moros i Cristians de Dénia comienza con el emotivo pregón, en el que una figura seleccionada por la Federación de Moros i Cristians (FEMMICC), con un vínculo especial con la ciudad y la fiesta, proclama públicamente el inicio de los festejos. Su voz resuena en plazas y calles, marcando oficialmente la apertura de un periodo festivo cargado de luz, pólvora y tradición.
Este discurso sirve como un puente simbólico entre la historia local y el fervor colectivo, dando paso a los días venideros de desfiles, música y cultura festera.
Seguidamente, el alcalde de Dénia realiza la entrega simbólica de las llaves de la ciudad al presidente de la FEMMICC, representando la cesión del control festivo a los festeros. Este gesto ritualiza el paso de la ciudad de lo cotidiano a lo festivo, acompañada del izado de banderas en la plaza del Consell. A partir de ese momento, Dénia queda oficialmente inmersa en un ambiente celebratorio, donde cada rincón se viste de fiesta hasta culminar el 16 de agosto, día de San Roque.
Filaes Moras
El bando moro está inspirado en la herencia de la taifa de Daniya, los pueblos bereberes y la tradición islámica medieval que marcó profundamente la historia de Dénia. Sus trajes destacan por los colores intensos, la presencia de la media luna y referencias al desierto, a la mar y a la cultura árabe.
Entre sus filaes encontramos:
Filaes Cristianas
El bando cristiano rememora la llegada de Jaime I y la repoblación cristiana tras la reconquista. Su estética se inspira en las órdenes militares medievales, caballeros cruzados y marineros defensores de la costa.
Entre sus filaes encontramos:
La Escenificación del Desembarco de los Moros en Dénia es uno de los momentos más esperados del ciclo de fiestas. Desde la escollera norte, donde las tropas moras simulan una invasión marítima, bajan a la playa y son recibidas por los cristianos en un ambiente de gran expectación. Entre vítores, música festera y truenos de arcabucería, las tropas negocian la tregua en un acto emotivo que mezcla teatro, historia y pura celebración popular.
Este desembarco, que data de los primeros años de la fiesta moderna —se documenta desde 1981—, se ha convertido en el punto de partida simbólico de los Moros y Cristians de Dénia.
Tras la firma del pacto, la tregua permite la convivencia festiva entre los dos bandos hasta el desembarco cristiano, que cierra el ciclo con una batalla de arcabucería y el tradicional “milagro de la niebla”.
Es un espectáculo visual y emocional que sumerge al público en una experiencia colectiva cargada de tradición, teatralidad y sentido de pertenencia.
El Gran Desfile de Gala es, sin duda, el acto más majestuoso y visual de las Fiestas de Moros y Cristianos de Dénia, una celebración que combina historia, tradición y espectacularidad. Tras el desembarco y los primeros actos de escaramuza, el desfile infantil abre paso a esta gran cita que no se limita a ser un simple pasacalle: se trata de una auténtica exhibición del poder festero, donde las filaes moras y cristianas muestran sus trajes más suntuosos al compás de las marchas festeras mientras recorren la calle Marqués de Campo.
Cada comparsa, y en especial la filà capitana, convierte su paso en un espectáculo de orgullo e ingenio colectivo: carrozas, coreografías, estandartes, caballos, camellos, bailarines, acróbatas y abanderados llenan el recorrido de color, música y teatralidad, logrando que la ciudad se detenga para admirar esta representación única. El desfile simboliza tanto la rivalidad histórica entre moros y cristianos como la convivencia festiva que hoy caracteriza a Dénia, ofreciendo a vecinos y visitantes una experiencia inolvidable, reconocida oficialmente como Fiesta de Interés Turístico Autonómico.
El Boato
En el corazón del desfile de gala se encuentra el boato, la gran puesta en escena que acompaña a la filà que ostenta la capitanía. Se trata de una historia contada en movimiento, en la que cada año la capitanía mora y la cristiana construyen nuevas narrativas para transmitir su identidad, su imaginario y su fuerza a lo largo del recorrido.
El boato engloba todos los elementos que arropan a la filà capitana: desde los vestuarios y la música hasta las carrozas, la danza, la caballería y los efectos visuales. Su preparación supone la mayor inversión económica de la capitanía, ya que depende en gran medida de la colecta realizada durante el año anterior y de la capacidad creativa y organizativa de cada filà. Así, cada edición se convierte en un estreno irrepetible que engrandece aún más el desfile.
El Primer Trò
Dentro de la estructura interna de cada filà destaca la figura del Primer Trò, máximo cargo representativo y equivalente al presidente en otras fiestas como las Fallas. Este puesto, que suele ser rotativo y con una duración de un ejercicio festero, implica la responsabilidad de coordinar la filà y representar a sus miembros en todos los actos. La elección del Primer Trò se realiza mediante votación interna entre los festeros, reforzando el carácter democrático, participativo y comunitario que define a estas agrupaciones.
Fechas: 14 de agosto el infantil y 15 de agosto el desfile de gala.
La batalla de arcabucería es uno de los momentos más intensos y característicos de los Moros i Cristians en Dénia. En este acto, representaciones de todas las comparsas disparan sus arcabuces cargados de pólvora en una gran escaramuza sonora en el centro urbano, tradicionalmente en la Calle La Vía y Plaza del Consell.
Es un alarde festivo en el que el estruendo rítmico de los disparos crea una atmósfera de tensión y emoción colectiva, marcando simbólicamente el triunfo temporal de un bando y luego del otro. Además, se representa el legendario “milagro de la niebla”, cuando una misteriosa bruma que asciende del mar facilita la conquista cristiana del “castillo”, despertando la evocación histórica y espiritual de la festividad.
Tras la batalla, los capitanes y miembros de las filaes desfilan en una ceremonia de rendición, formando un pasillo simbólico para que los moros abandonen la ciudad, y culminan con una retreta y disparo final de trabucos que ponen broche a los actos.
Es un momento cargado de teatralidad, pólvora y significado comunitario, en el que tradición, dramatismo y espectáculo se unen para cerrar una jornada vibrante y festiva, reflejo del espíritu histórico y festero de Dénia.
La celebración del Mig Any en Dénia marca un hito emotivo para las comparsas de Moros y Cristians: es el ecuador festero, el momento en que la comunidad reconoce que han transcurrido seis meses desde las fiestas principales de agosto y les quedan otros seis para volver a vivirlas. Aunque no está ligada a una tradición histórica concreta, este acto surge del deseo compartido de mantener viva la pasión festera y la hermandad dentro de las filaes.
Durante el Mig Any, los participantes visten sus trajes festivos, exhiben los colores y símbolos de sus grupos, y desfilan por las calles en un ambiente informal y alegre acompañado de música de banda. Además, es el escenario donde se presentan oficialmente los cargos de fila —como capitanes, abanderados y embajadores— en un acto que culmina con una cena de hermandad que combina reencuentro, historia compartida y proyección del futuro de la fiesta. El Mig Any es, por tanto, una reafirmación del compromiso emocional con la tradición, un reencuentro que anticipa la celebración más grande y refuerza los lazos entre los protagonistas y la comunidad festera.
Fecha: Cada año, a finales de febrero.
La festividad de Sant Roc en Dénia, organizada por la Cofradía de Sant Roc desde principios del siglo XVII, mezcla la devoción religiosa y la celebración popular en un programa que llena los días de agosto con actos para todos los públicos. En la parte devota, destaca la misa solemne en honor al patrón, seguida del tradicional reparto del pan bendecido y la procesión donde la imagen de Sant Roc recorre las calles, testimonio vivo de la fe y la tradición dianenses.
Pero las fiestas de Sant Roc van mucho más allá de lo litúrgico. Los “mayorales” —responsables de la organización— coordinan actividades lúdicas participativas muy arraigadas, como campeonatos deportivos, degustaciones gastronómicas en la calle, celebraciones populares e incluso el castillo de fuegos artificiales que en algunos años cierra la programación festiva. De esta forma, la fiesta ofrece un equilibrio entre espiritualidad, cultura y diversión, convirtiéndose en un punto de encuentro festivo que se suma a la celebración de los Moros y Cristians y envuelve a vecinos y visitantes en un ambiente cercano y auténticamente local.
